Apenas me dio tiempo de un rápido almuerzo, seguido de un gran helado, y ya mis amigos comenzaron a llegar a casa de nuevo. Todos destruidos del día anterior por supuesto, porque definitivamente la edad no perdona. Tomamos unas cervezas en casa y de pronto, sin darnos cuenta ya era hora de volvernos a ir. Esta vez decidimos que no cometeríamos la locura del día anterior, así que esta vez tomamos el 152. Nos montamos en el colectivo, con un montón de gente que se notaba, iban para al concierto, cuando de pronto, como si me hubiesen iluminado, recordé que había dejado el ticket en casa. Como una boluda y con una vergüenza terrible, les explique a mis amigos, me baje en la próxima parada y tome un taxi hasta la casa para luego tomar el 152 de nuevo. Ni me moleste porque era absurdo, lo hice todo con calma y trate de ni siquiera pensar.
Para el momento en que llegue, la banda Stereophonics estaba cerrando su concierto con “Dakota”,
Thievery Corporation es una excelente banda. Muy madura, muy inteligente, no se podía esperar menos de unos productores musicales. Recuerdo haber volteado hacia atrás en un momento del concierto y ver a la gente bailando con los ojos cerrados. De verdad es una música que sientes. Es como una mezcla de ritmos étnicos y jamaiquinos. Mi amiga surafricana, ama esta banda. En fin, nos relajamos tanto, que tuvimos que ir hacia atrás, para sentarnos y terminar de ver el concierto a través de las pantallas. Luego de unos minutos, se despiden y por primera vez, hay 20 minutos entre esta banda y la de cierre, Massive Attack!
Muy satisfechos comenzamos a comenzar hacia la salida, antes de que terminara la última canción. Caminamos callados, escuchando lo que quedaba, con una paz interna rara… o puro cansancio. Así terminaron mis días de Hot Festival y así fue como me convertí en la envidia de mis amigos Venezolanos que no pudieron venir.
Lola